En
primer lugar porque considero – creo y especulo - que existo y he estado haciendo cierta
filosofía desde que tengo uso de razón. En segundo lugar, porque considero que
necesitamos la filosofía para entender nuestra vida cotidiana. La filosofía,
como origen mismo del conocimiento, es indispensable para entender todo lo que
nos rodea incluyendo tanto lo que el hombre ha podido sintetizar en
conocimiento – en teorías que explican nuestro entorno - como aquello que es inalcanzable aún para las
teorías sociales, físicas o naturales. La filosofía en su forma más simple,
como mera especulación, es la única disciplina que nos hace interiorizar la
necesidad de aprehender nuestro entorno y expresar nuestras ideas (en forma
burda o elaborada) en un intento por empezar a formular y teorizar situaciones
reales o abstractas.
Necesitamos
la filosofía para comunicarnos de forma más efectiva argumentando de forma
lógica en nuestras conversaciones, exposiciones o escritos. Sólo la filosofía -
y su derivado inmediato - las matemáticas, nos obligan a abstraer diversas
situaciones, reales o supuestas y exponerlas de forma sencilla y asequible para
toda audiencia. Como sigo creyendo que pienso y existo, entonces entiendo que
la necesidad de comunicarnos es indispensable para convivir con nuestro
entorno.
También
necesitamos la filosofía (y las ciencias sociales) para entender mejor nuestro
papel laboral, a nuestras familias, a nuestros vecinos, a nuestra sociedad y a nuestras
empresas y negocios, a instituciones y gobiernos en el sentido en que todos
esos entes son parte sustancial e inseparable de nuestra propia persona.
Necesitamos
la filosofía también para entender nuestra conducta y nuestras elecciones o
decisiones y las de los demás, para entender por qué alguien ha tomado la
decisión A y no la B, o la AB juntas. Pero necesitamos precisamente la
filosofía para aprender a respetar esas decisiones y aunque no estemos de
acuerdo con ellas para aprender a respetar las decisiones de los demás.
Es
indispensable para entender nuestra dinámica moral porque la misma no es
estática. Quizá ésta es la parte de la filosofía más difícil por el temor a
caer en razonamientos muy absolutos o muy relativos, pero en definitiva si
todos tuviéramos un mayor acercamiento con la filosofía entenderíamos mejor por
qué mentimos, por qué juzgamos, por qué robamos (cosas o ideas), por qué
ayudamos incesantemente a los demás en ocasiones más que a nosotros mismos, por
qué evadimos nuestras responsabilidades, por qué abdicamos, por qué concierta
frecuencia culpamos a los demás de nuestras propias fallas y errores, quizá
entenderíamos mejor por qué somos tan lúdicos, enajenados al placer y por qué
somos orgullosos y envidiosos al mismo tiempo
Considero
que necesitamos la filosofía para crecer, para intentar ser mejores personas en
el futuro y porque necesitamos plantear nuestras ideas – cualesquiera que sea
nuestra disciplina - de mejor forma,
tratando de elaborar una tesis, exponiendo correctamente una antítesis y
llegando a una síntesis o conclusión. Esta es quizá la razón por la cual
deberíamos ver a la filosofía con amor y por amor no solo a otra persona sino
por amor al conocimiento, que es de todos los amores quizá el más placentero y
trascendental.
También
por lo anterior necesitamos la filosofía para amar a nuestras parejas, a
nuestros hijos, a nuestro entorno, a nuestro yo porque considero que la forma
más pura del amor es el conocimiento, o dicho de otra forma no puedes amar
aquello que no conoces y correlativamente no puedes realmente conocer aquello
que no amas.
Finalmente,
considero que necesitamos la filosofía (como origen del conocimiento y de las
cosas que son verdaderas) para aceptar, encontrar y mejorar nuestra relación
con Dios. No con una iglesia o credo en particular, pero sí con Dios, porque
siendo todos nosotros tan finitos y limitados tenemos en nuestra mente la idea
de lo infinito y de lo ilimitado y porque si todo el conocimiento derivado de
la filosofía es verdadero no puede estar en contradicción con aquello que es la
verdad absoluta, es decir Dios.