Saturday, March 6, 2021

El pensamiento alemán de Kant a Heidegger

 


La transvaloracion de los valores... 


Cuando los griegos eran la cúspide del pensamiento occidental las tierras germánicas estaban invadidas por bárbaros. La dialéctica o la historia ha querido que 25 siglos después sea prácticamente a la inversa. Desde el siglo XVIII Alemania ha estado en la vanguardia del pensamiento filosófico occidental (junto con un puñado de países) y Grecia tiene varios siglos sumergida en una crisis económica, intelectual y social que dejaría pálidos a los filósofos de la época clásica. 


De ahí la importancia del pensamiento alemán y del libro que hoy me ocupa (foto). Lo leí recientemente así que me permito retomar un breve párrafo que escribí hace unas semanas a propósito de este texto: 


Para F. Nietzsche el cristianismo (y su versión política el marxismo) se inscriben en la tradición de la inversión dialéctica o transvaloración de los valores morales. Es decir, si ser rico, poderoso, fuerte, bello y noble eran  originalmente valores positivos y sinónimo de lo bueno, el cristianismo (y el marxismo) convierten esos valores - mediante una lógica perversa - en sinónimo de maldad transformando así al pobre, al débil, al marginado, al plebeyo, a los indigentes, los enfermos, los deformes y en general al bajo pueblo derrotado en sinónimo de lo moralmente bueno. Dicho de esta manera, el cristianismo (y el marxismo) serian la expresión más acabada de la filosofía de los derrotados, de los débiles y de los condenados al fracaso, una filosofía adaptada para pequeñas bestias que se juntan para darse calor y lamerse sus heridas. El cristianismo es solo para él la forma más poderosa de algo más general: “la moral de los esclavos.” F. Nietzsche sospecha que el cristianismo se origina en una filosofía desarrollada como respuesta de los judíos al imperio que los había conquistado, el Romano. Lo que no pudieron ganar en la guerra lo han ganado en las iglesias, por ello el cristianismo es también una filosofía de la impotencia. El objetivo cumplido (teleología) de esta filosofía se comprueba en el hecho de que tras algunos siglos de cristianismo el imperio Romano - anteriormente todopoderoso sobre la faz de la tierra  - finalmente es derrotado por la creencia y la tradición judeocristiana la cual llega a extenderse más allá de los confines del imperio, tanto así que en cualquier lugar de la tierra donde haya una iglesia o un altar todos terminan inclinados ante tres judíos y una judía: Jesús de Nazaret, el pescador Pedro, el fabricante de alfombras Pablo, y Maria, la madre de Jesús. ¿A quién se le pueden ocurrir semejantes atrocidades? ¡Solo a un monstruo, eso fue F. Nietzsche! 


[Colomer, Eusebi, “El pensamiento alemán de Kant a Heidegger” Herder, Barcelona, 2000]