Sunday, December 16, 2018

Breve historia del neoliberalismo en México

El modelo económico neoliberal en México (1982 a la fecha), se caracterizó por su apertura al extranjero, enfatizó las ventajas comparativas (David Ricardo) pero se olvidó por completo de fomentar las ventajas competitivas (Michael Porter) a diferencia de países como Corea, Singapur, Hong Kong, Taiwan o Brasil. La industrialización  ha sido dependiente de los paises desarrollados (EU, Alemania, Japón, Francia, por ejemplo). Las privatizaciones no son perniciosas en sí, pero en México estas crearon monopolios privados rapaces, también dejaron monopolios en manos del Gobierno (PEMEX, CFE, correos, etc.) que junto con los privados han sido lastres para el crecimiento de nuestra economía (informes de la OCDE). El modelo también se ha caracterizado por un crecimiento de la economía demasiado lento (2%) e insuficiente para dar empleos al ritmo del crecimiento de la población laboral, otro gran déficit del sistema fue que no pudo o no se quiso combatir ni la desigualdad ni la pobreza. Al contrario estás se acentuaron e incluso el salario de los mexicanos (sobretodo en los deciles más bajos) ha ido perdiendo poder adquisitivo con los años. En lo fiscal se mantuvo un sistema regresivo, no progresivo; y no se puso o no se quiso ampliar efectivamente la base de contribuyentes (apenas creció 4 o 5 puntos del PIB con EPN y ya fue un avance sistancial). No obstante, no todo fue malo, el sistema sí tuvo sus aciertos sustanciales. 

Las crisis del neoliberalismo

En primer lugar recordamos que México venía de una gran crisis de deuda (1982) que todavía podemos atribuir a las malas decisiones del régimen populista-estatista de los  años 70, y que el neoliberalismo además  creó las suyas propias, una en 1986-1988 y otra en 1995. Las tres fueron, como lo dije,  grandes crisis de deuda que se tradujeron en ajustes drásticos al tipo de cambio y aumento de la inflación, cada una de las crisis dejó daños del tamaño de un desastre o de una guerra civil . Pues bien, soy de los economistas que cree que el régimen neoliberal en México ha tenido dos fases, una  de 1982 a 1994 caracterizada fundamentalmente por una gran ola de cambios estructurales, apertura al mercado exterior (entrega de México en el GAAT, luego WTO) creación del régimen de exportadores, la mayor y principal ola de privatizaciones y un cambio profundo en la configuración de la distribución de la riqueza en México como no se veía desde la revolución. Esa es la etapa en que los grandes empresarios y los jóvenes economistas (Salinas, Aspe, Serra), etc tuvieron que luchar contra los dinosaurios políticos del sistema anterior que aún velaban por los intereses de los grandes gremios en torno al sistema PRI-Gobierno. Tuvo sus graves deficiencias, quisieron ser demasiado ortodoxos pero al mismo tiempo concedieron a los grandes sindicatos y abrieron las puertas a la deuda para crear un ambiente artificial de prosperidad general.  Todo eso tronó en 1994 y ahí es donde llegan desde mi punto de vista los verdaderos economistas neoliberales, Zedillo, Carstens, Gurria y tantos otros. Estos economistas fueron mucho más acertados en sus políticas y sobre los hombros de lo que ya habían hecho los anteriores se lanzaron de lleno a una ola de reformas en lo económico que aún estamos viviendo.

La segunda ola del régimen neoliberal y sus beneficios, de 1995 a 2018


Pues bien, a partir de 1995 hubo un grupo de economistas que tomaron medidas drásticas y en su momento dolorosas de ajuste presupuestal, controlaron la deuda, rescataron al sistema de pagos (bancario) y estabilizaron la política fiscal (redujeron el déficit fiscal y alinearon el  gasto con los ingresos). De la mano de eso comenzó paulatinamente el desmantelamiento de las paraestatales (ineficientes en su mayoría)  y el combate frontal ahora sí desmedido contra los sincatos voraces (sobretodo en los regímenes panistas). Se hizo mucho más eficiente el gasto social y se puso un acento en los indicadores y en la estabilidad macroeconómica (gasto, inflación, tipo de cambio, balanza comercial, etc).  Se puso a flotar el peso para que su tipo de cambio dependa de las fuerzas del mercado y se acentuó la independencia del Banxico para que la política monetaria se concretara fundamentalmente en controlar la inflación. Se extendió la red de tratados comerciales con Europa, Asia y America Latina y México se convirtió en una de las economías más abiertas del mundo, al mismo tiempo se dio certeza a la inversión extranjera y se amplió la red de tratados para evitar la doble tributación. Se profundizó y se hizo más eficiente el intercambio con el mundo, entendimos que China no era una amenaza sino un complemento, que EU y Canadá son nuestros más grandes y fuertes socios comerciales. No salimos a pedir ayuda al mundo, hubo un gran segmento de mexicanos que salieron a vender y conocieron por primera vez una prosperidad que se tradujo en un fortalecimiento de la clase media. Los estados de la República ligados al comercio exterior y al turismo (franja fronteriza, Jalisco, casi todo el Bajio y la Riviera Maya) tuvieron crecimientos del PIB de casi el doble del resto de México. ¿Resultado? Un crecimiento modesto pero constante del 2%, la inflación se mantuvo en niveles del 4% y el tipo de cambio por primera vez se dejó a las fuerzas del mercado. Hubo un segmento del país que realmente cosechó los frutos de la estabilidad y el proceso neoliberal. Grandes porciones de México tanto en su territorio como en lo poblacional se volvieron realmente cosmopolitas, educados y prósperos. Este 2018 lo vamos a cerrar con la mayor riqueza material de nuestra historia. ¿Entonces que salió mal? El sistema demostró que solo funcionaba para algunos, que aún hay grandes porciones del país en la pobreza absoluta y que el sistema en sí tiende a concentrar la riqueza y profundiza la desigualdad.